(Foto: alvimann , bajo licencia: MorgueFile License) |
La noche de la tragedia estaba todo preparado: velas voladoras, altavoces camuflados, mesa con motor elevador silencioso, hilos invisibles, etc. Los muertos se comunicarían de forma espectacular, como siempre, para lucimiento de “La Sensible Giadermina” y para plena justificación de sus elevados honorarios, aunque fueran muertos de cartón piedra.
Todo estaba ensayado con sus ayudantes: cada movimiento, cada destello, cada sonido espectral. Todo, menos un gato que se coló en el desván y que hizo tanto ruido imprevisto, que Giadermina, tan sensible, creyó por primera vez en su vida que los muertos venían a vengarse de ella por tantos años de fraude.
Esta obra está licenciada por Joaquín Romero Zambrano, bajo una Licencia Creative Commons como
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