[012] La última taza de café

Cuando el último náufrago cogió su taza, se oyó como un quejido bajo sus pies. Al principio nadie hizo mucho caso porque el barco de rescate era grande y de apariencia robusta. Todos fueron muy amables. Con sus humanitarias sonrisas y sus cálidas mantas reconfortaron sus húmedos cuerpos, relajaron sus cansados músculos y les hicieron creer que el tiempo se estiraba, alargándose sobre el agua.

Todo fue bien, hasta que el suelo volvió a crujir. Esta vez, el casco se abrió en dos al paso de una grieta que corría por la cubierta. 'Replay' pensó: «¡No creo que pueda aguantar otro naufragio!» y, agarrándose cada cual a lo que buenamente pudo, fueron a dar con sus huesos en el agua. Luego llegó la espera, cuando el tiempo, casi detenido y rodeados de agua sus minutos, trajo el milagro. Un barco de rescate acertó a verlos y pudo sacarlos de aquel acuático infierno y ponerlos a salvo. Estaban ateridos. Habían preparado café y les sirvieron un poco a cada uno. Cuando el último náufrago cogió su taza, se oyó como un quejido bajo sus pies.



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2 comentarios:

. dijo...

Y vuelta a empezar...

Pero con una tacita de café las penas son menos penas ;)

Lauhra dijo...

Jopé... pesimismo, sí, pero en serio... Seriamente pienso que, para ser (cualquiera) la hora del café, me falta la taza entre los dedos, así que me voy a ello.
Espero no sentir un crujido bajo mis pies.
Un saludo y un beso