[023] La novela de Quintanilla

El mes pasado me contó Quintanilla que había escrito una novela. Ante mi sorpresa pareció ofenderse un poco y recalcó que era una gran obra y que había estado apunto de publicarla. Le pedí que se explicara.


-¿Qué significa "a punto de publicarse"? que te la rechazaron, ¿no?


-Bueno, sí -se apresuró a contestarme-, pero de muy buenas maneras. Me la rechazaron por ser muy buena.



Cuando le repliqué que eso era imposible, me enseñó una carta que conservaba muy doblada y que decía así:
"Hemos leído su manuscrito con infinita delectación. Si lo publicásemos, nos sería imposible publicar otras obras de calidad inferior. Y como es poco probable que en los próximos mil años nos llegue algo comparable a lo suyo, nos vemos lamentablemente obligados a devolverle su divina obra y rogarle clemencia para con nuestra miopía y timidez." (*)
-Quintanilla, te juro por lo más sagrado que cuando yo te digo "¡qué bueno está hoy este café!", te estoy diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. ¡Pero esta carta apesta!


-Gracias señor por la franqueza. Realmente era lo que yo me temía. No me pague hoy su café. Está invitado.


-Gracias, Quintanilla. Por cierto, ¿de qué trataba la novela?


-Pues, sobre la vida de un camarero que se hace famoso porque inventa unos cócteles con poderes sobrenaturales.


-¡Ah! Te auguro una larga carrera como camarero.


-Ya llevo treinta y cinco años, señor.


-¡Más larga, más larga!...






(*) Aparece en el libro De oficio editor, de Mario Muchnick y ha sido extraído del bog de Elena Alemany:  http://elenaalemany.bdbueno.es, en su entrada del día 15-04-2012 titulada:  Cartas de rechazo a autores

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